La paradoja del crecimiento

Por Juan Carlos Nigrele

Quisiera contarles que hace 54 años (1959) y con 6 años de edad presencié mi primer partido de futbol en el Francisco Urbano. 

Por entonces vivía en Lagleyze y Castelli y me llevaron de la mano los Becerra y los Amorena. Eso sí no me pregunten con quién jugamos y menos cómo salimos pero nunca más dejé de ir. 

Por entonces teníamos platea baja (el terror de los visitantes) y la popu local era el sector de la derecha de la platea. Recuerdo la venta de números de la tómbola de un loco que se trepaba entre la gente y antes de empezar el partido sacaba de una bolsa el número ganador que se hacía acreedor a un porcentaje de lo recaudado.


Diez años más tarde tuve el honor de ver al gallo en primera y estar primeros en la tercera fecha, con 2 ganados y 1 empatado al Estudiantes campeón del mundo de Zubeldía en su cancha. 

Gracias a Nolo Aguirre (que le vende un bono patrimonial a mi padre) logré que a partir de allí, y hasta el final de sus días, mi viejo fuese la compañía de cada sábado en el Urbano, ya en la popular de cemento.

Pero la paradoja del crecimiento me puso de cara al proyecto del traslado, después de 54 años iba a ser justo yo uno de los socios al que le tocó participar para cerrar una historia rica en contenido y mítica en recuerdos. 

La pucha que es duro, van a demoler gran parte de mi historia de afectos como la de tantos otros socios, pasaran a ser recuerdos rincones que se nos han hecho carne, solo espero que nuestro Nuevo Francisco Urbano logre atrapar a otros chicos de 6 años que lleven de la mano a ver su primer partido.

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