La primera vez que te llevé
al Urbano, te llevé en mí. Tenías sólo cinco meses de gestación.
Todo
el mundo me decía “¿cómo vas a ir, estás loca? ¿No ves que vas a ser
mamá? Y miles de cosas más. Escapando de todo eso, nos mandamos igual, y
fue ahí cuando te acostumbraste a ser hincha de Morón.
En aquel final triste del
2006, lloré por no poder darte la primera alegría y juré por siempre
hacerte hincha de Morón.
Después de que pasaron
los meses, volvimos al Urbano, a pesar de que el abuelo te había hecho socio
del más grande a los diez días de vida. Cuando te paraste en el alambrado
con tu primera remera de Morón y tus piernitas todavía te temblaban,
se me llenó el pecho de orgullo.
De ahí comenzamos a ir siempre a
nuestro querido URBANO, cuando los demás nos criticaban y
nos trataban de inconscientes por ir a la cancha, nosotros
seguimos yendo igual. Lo que ellos no entendían era que
no íbamos a la cancha, ¡íbamos al Francisco Urbano!, que
era muy diferente a ir a una cancha cualquiera.
Ibamos al templo de
nuestro amor, íbamos a saltar, a gritar, a cantar, a demostrar lo que
era Morón. Vos jugabas con los papelitos, los globos, te enojabas porque
no veías nada.
Fueron pasando los años y
cada vez fuiste entendiendo más lo que es este sentimiento. Cuando hace unos
meses te dije que no íbamos a ir más al Urbano,
que íbamos a tener una cancha más grande, te negaste, me dijiste que
no querías dejar de ir a nuestro FRANCISCO URBANO. Fue allí que entendí que
ya parte de mi misión estaba hecha. Al negarte, comprendí que
ya sentías al este estadio como parte tuya, como parte de tu vida.
Fuimos y te mostré lo que va a ser nuestra nueva casa, quedaste contento,
pero seguís diciéndome “no quiero dejar de ir al URBANO”.
¿Cuántas veces lo dibujaste?
y venías con orgullo a mostrárselo a todos. “Esta es la cancha de
MORON”, “este es el Francisco Urbano, acá vamos con mi mamá a alentar
a Morón”. ¡Qué orgullo hijo! ¡Que orgullo para mí! Cuantas veces te enojaste
porque no te llevé. Porque hacia frió, porque eran los días que
te tocaba ir a lo de tu papa...
Este domingo vamos a ir a
despedir a nuestro lugar, a tu lugar, mi lugar y el de muchos más... Va a ser
triste dejarlo, pero es un paso que como club tenemos que dar. Pero cuando seas
grande con orgullo y con el pecho grande vas a poder decir: “YO ALENTÉ EN
EL FRANCISCO URBANO”. Y CANTAR: ♪ YO
VENGO DESDE QUE SOY PENDEJO, AL GALLO YO LO VENGO A ALENTAR♪♫ ♪. Le vas a
contar a tus hijos de nuestra primer casa, y miles de historias que vamos a
vivir en esta nueva... Y es así trascendiendo que nos vamos haciendo
grandes... JERO Y ROMY TE DICEN: HASTA SIEMPRE FRANCISCO URBANO...
No hay comentarios:
Publicar un comentario
Firmá tu comentario, con tu nombre, apellido y tu dirección de correo electrónico.